Bueno pues yo presento este texto
sobre acerca de las abejas y los experimentos que se han realizado con ellas,
me pareció muy interesante y pues aquí se los comparto.
INSECTOS
SABUESO
La ciencia está aprendiendo a
utilizarlos para nuestro beneficio. Así, los bichos nos avisan de incendios,
identifican enfermedades y hasta detectan bombas.
La dinamita utilizada para fabricar
explosivos, la cocaína y los componentes de una mina antipersonal dejan en el
aire una huella química que la nariz humana es incapaz de detectar en
cantidades mínimas. Solemos emplear perros para buscarlas, pero su
adiestramiento es largo y caro, además de que no pasan inadvertidos en el
rastreo.
Por eso, los investigadores del
Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Estados Unidos, encontraron un candidato
más eficiente y barato para tales tareas: la abeja melífera (la europea). Su extraordinario
sentido del olfato –sentido que acapara más genes de su ADN-, le permite buscar
alimento y regular sus relaciones
sociales. Además, su reducido tamaño garantiza una extraordinaria discreción
y manejabilidad.
Tales cualidades convirtieron a las
abejas en protagonistas del Proyecto Insecto Sensor Furtivo, financiado por la
agencia gubernamental para la investigación militar DARP, por sus siglas en inglés.
Ahí, las entrenan para misiones de rastreo de sustancias “delicadas”, desde el
campo de batalla hasta los aeropuertos.
El método didáctico resulta
sencillo: las exponen a un compuesto determinado e, inmediatamente después, a
una mezcla de agua y azúcar que las abejas intentan chupar extendiendo su “trompa”
o probóscide. Con sólo unos minutos de práctica, su respuesta habrá quedado
condicionada y sacarán la lengua en busca de la recompensa al detectar la
sustancia. Esta “reconversión laboral” también llamo la atención de
investigadores en Inglaterra. De hecho, ya existe un prototipo de detector portátil
de la empresa de biotecnología Inscentinel llamado Vasor 136, muy parecido a
una aspiradora de mano que contiene 36 abejas obreras entrenadas con el mismo
sistema de estímulo condicionado. Cuando las abejas perciben algún aroma en el
aire, el resultado se muestra en la pantalla del detector Vasor.
Bicho forense
En varios capítulos de la serie CSI
Las Vegas, Gil Grissom, jefe de investigaciones, se basa en insectos para
determinar cómo, cuándo y donde murió una persona.
La diferencia es que el Servicio Medico
Forense del Distrito Federal, Arturo Cortés Cruz, del Laboratorio de Química,
no es actor y los muertos son de verdad. Cortés es experto en entomología forense,
ciencia que estudia a los insectos y su relación con aspectos médicos legales. Las
moscas, las larvas, los escarabajos y las chinches son sus aliados para
determinar el lugar del asesinato, las circunstancias y hasta el estado toxicológico
del muerto.
En la escena del crimen se toman
fotos de los insectos en un radio de hasta 10 metros y luego se analizan en el
laboratorio para formar un registro científico de las especies. El ciclo de
vida del insecto ayuda a calcular el tiempo de descomposición del cadáver. También
sirven para asegurar si la victima consumió drogas, ya que los insectos, al
alimentarse del cadáver, introducen en su sistema fragmentos del ADN humano. Además,
no tienen enzimas que les permitan eliminar las drogas.
El uso de insectos para determinar escenas
del crimen tiene poco más de 15 años en México aunque, por fortuna, desde 2006
se toman como prueba legal en un juicio.
Espías
Las ideas de cómo emplear a los
insectos para beneficio del ser humano son tan descabelladas como emplearlos en
pequeños robots espías capaces de transportar radiotransmisores, sensores de
todo tipo y mini cámaras de vigilancia.
Aunque algunos estudiosos contemplan
esta posibilidad con la finalidad de que los insectos busquen victimas bajo
escombros u obtengan información de lugares inaccesibles para el hombre, lo
cierto es que el toque militar está latente.
Por ejemplo, Michel Maharbiz de la
Universidad de Berkeley en Estados Unidos implanta electrodos en el cerebro de
los escarabajos en su estado de pupa para controlar su vuelo luego de la
metamorfosis, convirtiéndose en un órgano más.
En la práctica, si se le dota de un
sensor que detecte heridos, podrá convertirse en un héroe salvavidas, pero un mini
micrófono lo transformará en un espía. Antes esta perspectiva, no deberíamos olvidar
que el celebre entomólogo estadounidense Ed O. Wilson asumía que había unos 10
trillones de insectos sobre la Tierra. Quizá debiéramos plantearnos solicitar
educadamente su ayuda.
Bibliografía:
Revista: QUO N° 149⋅Marzo 2010 pagina 80
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