viernes, 16 de noviembre de 2012

Lectura Critica


Bueno pues yo presento este texto sobre acerca de las abejas y los experimentos que se han realizado con ellas, me pareció muy interesante y pues aquí se los comparto.
 
INSECTOS SABUESO

La ciencia está aprendiendo a utilizarlos para nuestro beneficio. Así, los bichos nos avisan de incendios, identifican enfermedades y hasta detectan bombas.

La dinamita utilizada para fabricar explosivos, la cocaína y los componentes de una mina antipersonal dejan en el aire una huella química que la nariz humana es incapaz de detectar en cantidades mínimas. Solemos emplear perros para buscarlas, pero su adiestramiento es largo y caro, además de que no pasan inadvertidos en el rastreo.

Por eso, los investigadores del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Estados Unidos, encontraron un candidato más eficiente y barato para tales tareas: la abeja melífera (la europea). Su extraordinario sentido del olfato –sentido que acapara más genes de su ADN-, le permite buscar alimento y regular sus relaciones  sociales. Además, su reducido tamaño garantiza una extraordinaria discreción y manejabilidad.

Tales cualidades convirtieron a las abejas en protagonistas del Proyecto Insecto Sensor Furtivo, financiado por la agencia gubernamental para la investigación militar DARP, por sus siglas en inglés. Ahí, las entrenan para misiones de rastreo de sustancias “delicadas”, desde el campo de batalla hasta los aeropuertos.

El método didáctico resulta sencillo: las exponen a un compuesto determinado e, inmediatamente después, a una mezcla de agua y azúcar que las abejas intentan chupar extendiendo su “trompa” o probóscide. Con sólo unos minutos de práctica, su respuesta habrá quedado condicionada y sacarán la lengua en busca de la recompensa al detectar la sustancia. Esta “reconversión laboral” también llamo la atención de investigadores en Inglaterra. De hecho, ya existe un prototipo de detector portátil de la empresa de biotecnología Inscentinel llamado Vasor 136, muy parecido a una aspiradora de mano que contiene 36 abejas obreras entrenadas con el mismo sistema de estímulo condicionado. Cuando las abejas perciben algún aroma en el aire, el resultado se muestra en la pantalla del detector Vasor.


Bicho forense
En varios capítulos de la serie CSI Las Vegas, Gil Grissom, jefe de investigaciones, se basa en insectos para determinar cómo, cuándo y donde murió una persona.
La diferencia es que el Servicio Medico Forense del Distrito Federal, Arturo Cortés Cruz, del Laboratorio de Química, no es actor y los muertos son de verdad. Cortés es experto en entomología forense, ciencia que estudia a los insectos y su relación con aspectos médicos legales. Las moscas, las larvas, los escarabajos y las chinches son sus aliados para determinar el lugar del asesinato, las circunstancias y hasta el estado toxicológico del muerto.
 
En la escena del crimen se toman fotos de los insectos en un radio de hasta 10 metros y luego se analizan en el laboratorio para formar un registro científico de las especies. El ciclo de vida del insecto ayuda a calcular el tiempo de descomposición del cadáver. También sirven para asegurar si la victima consumió drogas, ya que los insectos, al alimentarse del cadáver, introducen en su sistema fragmentos del ADN humano. Además, no tienen enzimas que les permitan eliminar las drogas.

El uso de insectos para determinar escenas del crimen tiene poco más de 15 años en México aunque, por fortuna, desde 2006 se toman como prueba legal en un juicio.  

 
Espías
Las ideas de cómo emplear a los insectos para beneficio del ser humano son tan descabelladas como emplearlos en pequeños robots espías capaces de transportar radiotransmisores, sensores de todo tipo y mini cámaras de vigilancia.

Aunque algunos estudiosos contemplan esta posibilidad con la finalidad de que los insectos busquen victimas bajo escombros u obtengan información de lugares inaccesibles para el hombre, lo cierto es que el toque militar está latente.

Por ejemplo, Michel Maharbiz de la Universidad de Berkeley en Estados Unidos implanta electrodos en el cerebro de los escarabajos en su estado de pupa para controlar su vuelo luego de la metamorfosis, convirtiéndose en un órgano más.

En la práctica, si se le dota de un sensor que detecte heridos, podrá convertirse en un héroe salvavidas, pero un mini micrófono lo transformará en un espía. Antes esta perspectiva, no deberíamos olvidar que el celebre entomólogo estadounidense Ed O. Wilson asumía que había unos 10 trillones de insectos sobre la Tierra. Quizá debiéramos plantearnos solicitar educadamente su ayuda.


Bibliografía:
Revista: QUO N° 149Marzo 2010 pagina 80

 

 

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